Frutos secos, sí, pero hay que tomarlos con moderación
Los frutos secos deberían estar siempre presentes en nuestra dieta, incluso cuando estamos intentando perder peso, siempre que no nos causen alergia. Son nutritivos, cardiosaludables, y si sabemos comer las cantidades adecuadas solo va a reportarnos beneficios para nuestra salud. Eso sí, la mejor forma de comerlos es crudos, tanto para hacerlos más digestivos como para evitar añadir calorías innecesarias.
Los frutos secos contienen, en su mayoría, ácidos grasos insaturados (hasta un 85%), algunos de los cuales, como el omega 3 presente en las nueces, ayudan a reducir los niveles de colesterol. Lo mismo ocurre con los esteroles (en pecanas y anacardos) y los ácidos omega 9 (en almendras, avellanas, nueces de macadamia y pistachos).
Pero estas pequeñas bombas de energía que son los frutos secos, ideales para tomar entre horas, pueden suponer un exceso de calorías si no sabemos medir bien las cantidades que comemos. Por eso queremos ayudarte a que disfrutes de todos sus beneficios sin dar al traste con tu buena alimentación ni tu peso.
Frutos secos: 5 consejos a la hora de comprarlos
Somos unos férreos defensores del consumo de frutos secos por su alta cantidad y variedad de minerales, por su fibra y también por sus grasas saludables que nos ayudan, entre otras cosas a regular el colesterol. Un puñadito al día sería muy recomendable.
Te dejamos algunos consejos a la hora de comprarlos:
Mejor siempre crudos: la mejor forma de aprovechar todos sus nutrientes es tomarlos en crudo, al tostarlos se les someten a altas temperaturas y parte de sus nutrientes, especialmente minerales, se ven reducidos. Si te gustan tostados, mejor tostarlos ligeramente en casa.
Mejor con piel: en el caso de las almendras, avellanas… es mejor que conserven su piel, ya que en ella se encuentran buena parte de sus antioxidantes y minerales, especialmente esa cáscara rojiza del cacahuete, en el cuerpo encontramos más fibra y grasas saludables, aunque también una buena parte de minerales. El anacardo, sin embargo, es mejor tomarlo sin piel, siempre lo venden así, ya que esa piel contiene algunos compuesto que puede ser algo tóxicos.
Evita los fritos: igual que con el resto de alimentos, al freírlos aumentan las grasas saturadas, además ya se estará empleando algún aceite que puede ser de dudosa calidad, las marcas que he mirado, salvo una que usa aceite de oliva virgen, el resto usas aceite de girasol refinado.
Evita los salados: son muy habituales las almendras saladas, ¿por qué estropear un alimento tan saludable con tanta sal?, ya tomamos suficiente sal, a veces demasiada sal [en España se triplica la cantidad recomendada], como para ponerle sal también a algo tan altamente nutritivo.
Mira su procedencia: como el resto de producto lo ideal es que sea local, del país, porque no habrá viajado miles de kilómetros, es más fácil que se hayan recolectado hace poco, que sean de temporada, mantendrán sus nutrientes más intacto, además, en el caso de España tenemos buenísima producción. Aunque con el etiquetado actual no es fácil saber esa procedencia, muchas veces solamente ponen donde las han empaquetado.
Espero que te hayas servido estos sencillos consejos, lo importante es tomarlos a diario, sé que son bastante caros, pero las cantidades que tomamos son muy poquitas, nos cunden muchísimo.
Dieta Frutos Secos
Una dieta balanceada es clave para la salud integral, es por ello que resulta bienvenida la entrada de alimentos que además de beneficiosos resulten deliciosos, tal es el caso de los frutos secos.
Estos alimentos son valiosos aliados de la salud, ya que contienen una alta densidad nutritiva, al estar compuestos de grasas ‘buenas’, minerales, vitaminas, fibra y antioxidantes.
Su composición es totalmente natural, es decir, no cuenta con manipulación humana, y se clasifican en dos grandes grupos: los de cáscara dura -como la almendra, la nuez o el pistacho- y los provenientes de frutas deshidratadas, como las pasas.
Expertos aseguran que basta con consumir un puño de frutos secos al día para obtener energía, fibra y vitaminas. Y aunque pueden llegar a tener una mala fama debido a la cantidad de grasas que poseen, no hay de qué preocuparse, pues tienen un bajo contenido de grasas saturadas.
“En la composición de los frutos secos destaca la presencia de grasas saludables que ayudan a reducir los niveles de colesterol ‘malo’ y a incrementar el colesterol ‘bueno’, convirtiéndose en un cardioprotector. De esta manera, nos será de gran utilidad consumir estos alimentos para combatir el estrés, la fatiga diaria o incluso el síndrome premenstrual”, detalló Noemí Soriano, dietista de la Clínica Zen Salud y Belleza, en Toledo, España.
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“La cantidad de frutos secos recomendada es de 40 gramos a días alternos” expuso la experta. Sin embargo, aunque se conoce su gran calidad nutricional, en varias ocasiones las personas no saben cómo incluir frutos secos en la dieta diaria.
Algunos consejos que recomiendan los expertos para introducir a estos alimentos en nuestras comidas diarias son:
1 Mezclar nueces, almendras o avellanas con un yogur o leche por las mañanas.
2 Añadir frutos secos a algún batido para tomar en la merienda o el desayuno.
3 Mezclar cacahuates, piñones o nueces en el relleno de pastas o carnes.
4 Incluir frutos secos como parte de una ensalada, añadirán buen sabor, mucha textura y grandes nutrientes.
5 Elaborar salsas que incluyan frutos secos como ingredientes, por ejemplo salsa de nueces y setas.
6 Picarlos y utilizarlos para rebozar verduras o carnes. O bien, para empanizar las carnes.
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